Básicamente,
homilética es un término griego que significa conversar, charlar, hablar. Así vemos que en el Nuevo Testamento aparece en su forma verbal homileo (όμιλέω) (Lucas 24:14-15, Hechos 20:11; 24:26); y como sustantivo homilía
(όμιλία), en 1 Corintios 15:33. Con el correr del tiempo la palabra vino a significar enseñanza
verbal, por ejemplo como conferencias, predicaciones o discursos.
En teología el vocablo homilética se usa para referirse a la ciencia y arte que se encarga de escribir y predicar sermones. Es ciencia porque tiene sus métodos y es arte porque requiere de habilidades que se desarrollarán con la práctica. Así mismo, es interesante recordar que la hermenéutica y la exégesis están muy ligadas a la homilética, por lo que preparar un sermón requiere tiempo, determinación y compromiso con la verdad revelada en la Palabra de Dios.
El sermón y su estructura básica
A la estructura básica del sermón se le llama bosquejo homilético donde se puede identificar el tema, el propósito y el contenido del mensaje. Vidal (2003) elaboró una lista que todo predicador debería considerar a la hora de la elaborar un mensaje:
1. Oír al Señor y observar la realidad de la congregación para identificar las necesidades.
2. Elegir el propósito general y el propósito específico del sermón.
3. Escoger y analizar el texto bíblico que contenga material suficiente para elaborar el mensaje.
4. Reconocer el sujeto del sermón.
5. Determinar el tema.
6. Redactar la proposición.
7. Plantear una interrogante sermonaria.
8. Responder la interrogante sermonaria mediante la oración de transición.
9. Reconocer la palabra clave
10. Formular las divisiones principales.
11. Desarrollar las subdivisiones.
12. Redactar la conclusión.
13. Redactar la introducción
14. Buscar material ilustrativo.
Resulta oportuno recordar que todas estas acciones han de ser realizadas en actitud de sumisión y bajo la dirección del Espíritu de Dios. Así mismo, durante el proceso de investigación es aconsejable usar herramientas tales como comentarios, biblias de estudios, diccionarios, entre otros recursos.
Para la elaboración del sermón es necesario que el orador conozca y domine las partes que integran la estructura del bosquejo homilético, ya que le brindarán la oportunidad de organizar mejor las ideas. En este curso se estará trabajando con la estructura sermonaria de 14 pasos.
14 pasos para desarrollar un sermón:
Identifique el propósito general del sermón
Antes de comenzar a crear un sermón, varios autores consideran de suma importancia establecer el propósito del sermón que se quiere obtener con el mensaje. Esto se obtiene respondiendo a la pregunta ¿para qué?
Taylor lo resume de esta manera: "Cada sermón debe tener a la vista una meta clara... antes de sentarse a preparar su discurso, el predicador debe preguntarse a sí mismo: ¿cuál es mi propósito en este sermón?". De la misma forma, Abbott opina que "En la preparación del sermón cada ministro debe determinar su propósito antes de formular el tema o escoger su texto. (*)
Para Crane (2003), la identificación del propósito específico del mensaje constituye una guía fundamental en la elaboración del mensaje, porque dirigirá la elección del texto, orientará en la formulación del tema, indicará el orden de las divisiones y determinará la conclusión del mismo. Para tener una comprensión de este punto, a continuación se ofrecen tres propósitos generales de la predicación.
Propósitos generales de la predicación
Para Costas (1989), los propósitos generales se desprenden del sentido bíblico-teológico de la predicación. Este autor los clasifica de la siguiente manera:
1) Propósito kerygmático (evangelístico), relacionado con la presentación del evangelio y la necesidad de redención del ser humano.
2) Propósito didáctico (doctrinal), plantea la necesidad de explicar, aclarar o presentar enseñanzas fundamentales de la Escritura.
3) Propósito pastoral: abarca el consejo de Dios como respuesta a las necesidades humanas.
Por su parte, Crane identifica 6 propósitos del sermón de los cuales sólo consideraremos cuatro:
1) Propósito evangelístico: cuyo objeto es impulsar a las personas para que reconozcan a Cristo como su Señor.
2) Propósito doctrinal: enseñar a los creyentes en las verdades fundamentales de las Escrituras y su aplicación a la vida cristiana. Este tipo de predicación responde a la necesidad de conocer y aprender la verdad de Dios de los hijos de Dios. De la misma forma, prepara a la congregación de doctrinas falsas. También contribuye a la formación y crecimiento intelectual y espiritual del predicador porque el que predica este tipo de sermón tiene que estudiar.
3) Propósito devocional: El objeto es desarrollar reverencia y fervor en el creyente hacia Dios para motivarlo a la adoración y rendición constante.
4) Propósito ético moral: Plantea a los oyentes la necesidad de ser corregidos por medio del consejo bíblico con el fin buscar cambios en cuanto a conductas opuestas a los principios de Dios.
Fuente bibliográfica
Costas, Orlando. Comunicación por medio de la predicación. Editorial Caribe. 1989.
Crane, James. El sermón eficaz. Editorial Mundo Hispano. 2003.
Vidal, Juan. Consejos homiléticos para predicadores cristianos. 2003.
*Ambos autores citados por Crane.
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